jueves, 23 de julio de 2009

SEGUIMOS SIENDO NEGOCIADOS.

Por qué se tardan tanto las “negociaciones” para la decisión de magistrados y fiscal, piezas y decisiones políticas de alta importancia para el desarrollo de una agenda pública transparente, eficaz.

Definitivamente no es el hecho de que cada partido respalde a personas profesionales por su gran capacidad, por su independencia, por su idoneidad para el papel como características prioritarias. Lamentablemente la pelea no es por quién es el mejor para el país, no es para ubicar al más recomendable para nosotros los espectadores y principales afectados de las fallas derivadas de estas decisiones, ¡no! la pelea sigue siendo la misma, cada quien jalando para su lado.

Los intereses partidarios continúan reinando en las determinaciones de alta escala en el primer órgano, la polarización sigue siendo uno de los peores problemas del país, quizá el peor, pues este tipo de inconvenientes, como el retraso en la elección del fiscal general, generan otras dolencias graves: igual de alarmante a la cantidad de asesinatos diarios, es la cifra de cuantos de estos quedan en impunidad.

Nuestros líderes políticos -en todo nivel- continúan dejando los intereses de la gente en segundo plano, la política sigue siendo una herramienta que sirve para ocultar, para engañar, para afianzar intereses del partido y para aplastar de alguna manera posible al rival. Por ejemplo, mi primera decepción, si se llegara a dar, en cuanto a mis personajes intocables en el nuevo gabinete, fuera que la Ministra de Salud denunciara al alcalde capitalino por estar regalando una medicina prohibida –Intestinomicina- en los paquetes medicinales que la Alcaldía ha estado repartiendo, sin antes haber hecho una propuesta de diálogo, o sin antes haber hecho la advertencia, si no sólo con ver el error y salir corriendo a ponerle el dedo, lo del alcalde pareciera que es una buena iniciativa con una grave equivocación, pero, a mi parecer estos inconvenientes se superan juntos, ¿o es que no es acaso el gobierno de la “unidad”?. Si ella ya ha hecho la advertencia y no se le ha escuchado, que lo diga, y que proceda, pero nada de un acercamiento se ha sabido, probablemente sean líneas partidarias las que la obliguen a ese mecanismo, dejaré hasta el último momento mi apoyo a su criterio.

Mientras tanto –por aparte, pero en lo mismo- cada retraso en un consenso es una señal de que seguimos siendo negociables o sacrificables, que no somos considerados prioritarios, que los intereses propios de los partidos dictan la ruta del vivir nacional y deja claro que estos que están ahorita decidiendo por nosotros no nos funcionan como deberían, quizá deberíamos tener muy claro eso, la siguiente vez que nos toque a nosotros decidir por ellos.

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