lunes, 22 de junio de 2009

ALTERNANCIA.

Las empresas de vigilancia en el país, como medida estratégica, cambian de posición a sus trabajadores, con el objeto que éstos no desarrollen ningún nexo con vecinos, visitas o habitantes, que pueda inferir en favoritismos o inclinaciones en su tarea de vigilar y proteger. Sin embargo, cuando un vigilante no muestra estas tendencias, si no al contrario, se dedica plenamente a sus responsabilidades laborales, se le encarga además tener un puesto de “jefe” dentro de los compañeros que alternan tiempo en la tarea, y se le reconoce la necesidad de un período más prolongado en este cargo, en esta posición. Aún así, siempre, el traslado es necesario -estratégico- y se realiza con confianza a otro puesto de mayor responsabilidad o dificultad.

Nuestro país ha tenido veinte años bajo la misma vigilancia, veinte años que han permitido socavar a niveles en los cuales el clientelismo se vuelve una forma de “desarrollar” el estado, ya no es visto como un proceso previo o inherente a la corrupción, si no como una práctica común, ya es tanta la costumbre y la apropiación sobre el gobierno que se es visto bajo la regla de que cada quien es libre de hacer lo que quiera en su casa. Y si bien no todos practican la misma filosofía, al final, el amor al poder, el honor al partido, el temor a lo desconocido, hace callar y someterse a las mismas dinámicas, cerrar filas y otorgarse ante la palabra pública a ser considerado parte de las ramas podridas. Por las apropiaciones de unos y la sumisión de los otros, pagan todos.

El siguiente quinquenio está por comenzar con optimismo, no por la herencia, si no por la expectativa de la gestión de los actores. El presidente Funes, ya hizo buenas y malas, basta con mirar el gabinete para darse cuenta que hay nombres que sobresalen en distintas vías, que sorprenden pero no por las mismas razones. Igual, a mi manera de ver la sumatoria o el saldo resultante es claramente positivo, son unos cuantos los que aportan signos negativos al gabinete, con muy importantes posiciones, pero igual, para mi gana la buena vibra, el intelecto, la honradez de los demás nominados.

De antemano, lo que nos corresponde es pertenecer y apoyar cualquier proceso de cambio -para bien- que sea propuesto, si así exigimos, así debemos cumplir, en sentido de nuestra responsabilidad tributaria, nuestra responsabilidad social, cultural y de compromiso con el medio ambiente, pero además, nuestra responsabilidad civil de seguir exigiendo, de ser vigilantes de nuestro gobierno, de criticar así como premiar cuando se deba, y en ese proceso, al final de el quinquenio que apenas comienza, decidir si los responsables continúan por haber desarrollado una gestión favorable al país –dentro de lo que se pueda debido a la coyuntura económica- o si es el momento que alguien más –sorteando exista una buena alternativa- deberá tomar riendas, permitiendo la alternancia y procurando evitar el asentamiento de poder permisivo al clientelismo.

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